¿Evolucionas o Involucionas?
El cambio afecta a todos, a fabricantes, distribuidores, competidores y, por supuesto a los consumidores. Siempre hay que estar abierto al cambio. Para saber cuándo se está produciendo hay que estar atento a las señales, interpretar el momento y aceptar sus consecuencias. Y sobre todo, hay que evolucionar con el cambio o adaptarse a él. Sugiero al lector que responda a las siguientes cuestiones y reflexione acerca de sus respuestas:
- ¿Ha cambiado la ubicación de su negocio en función de los cambios que se han producido en los últimos años en la población en la que está establecido?
- ¿Ha sabido regenerar con el paso del tiempo su clientela incorporando nuevos clientes? o ¿sigue teniendo a los mismos clientes de siempre pero ahora con mayor edad?
- ¿Su surtido de marcas es equiparable a las marcas más demandadas en su sector?
- ¿Su portfolio de productos engloba referencias dirigidas a varios segmentos de clientes?
- ¿Ha sabido incorporar, como política de empresa, todas las novedades de producto que los fabricantes y proveedores han ido lanzando al mercado durante los últimos años? o ¿huye de las innovaciones por desconocimiento del producto?
- ¿Conocen sus vendedores suficientemente bien los productos que venden para prescribirlos convenientemente y no equivocarse en sus recomendaciones?
- ¿Es su política de precios más adecuada a la capacidad adquisitiva de la clientela a la que se dirige?
- ¿Ofrece suficientes alternativas en precios para garantizar que cubre los diferentes niveles de capacidad adquisitiva?
- ¿Comunica suficientemente las ventajas de comprar en su establecimiento? ¿Cuánto invierte en comunicación? ¿Es suficiente? ¿Obtiene los resultados esperados?
- ¿Su negocio tiene ventajas diferenciales respecto a sus competidores? ¿Cuáles? ¿Por qué sus clientes tienen que comprar en su establecimiento y no en el de la competencia?
- ¿Quedan satisfechos sus clientes con las compras que realizan o con la atención que reciben en su establecimiento?
Si su negocio ha ido evolucionando con el paso del tiempo, seguramente no tendrá ninguna dificultad para responder con solvencia a cada una de estas cuestiones, pero si detecta que surgen dudas o preocupaciones en algunas respuestas, no espere más, ha detectado una faceta en la que su negocio posiblemente necesite un cambio para adaptarse a las nuevas circunstancias de su sector.
Las actitudes acomodadas hacen vulnerable al empresario. Defender el emplazamiento inicial de su negocio, contra viento y marea, aunque la población se haya desplazado a otras zonas, mantener en su lineal marcas que hace 20 años fueron las primeras que comercializó en su establecimiento, aunque ya no sean apenas demandadas, desconocer los nuevos productos que se lanzan al mercado, o no adaptarse a las necesidades cambiantes de sus clientes son algunos síntomas de decadencia empresarial.
Los negocios, las empresas, tienen un ciclo de vida parecido al de los seres humanos, nacen, crecen, maduran y entran en un declive que muchas veces les conduce a la desaparición. Que una empresa se mantenga siempre joven depende de varios factores, pero especialmente depende de la actitud de su propietario. Hay que estar permanentemente atentos a los cambios y a evolucionar con ellos, especialmente en el momento actual, en el que las empresas están experimentando el proceso de transformación más profundo que jamás han conocido.
Que una empresa se mantenga siempre joven depende de varios factores, pero especialmente depende de la actitud de su propietario.
La globalización de los mercados, el incremento de la competencia y la innovación tecnológica son algunos de los factores que determinan la velocidad de cambio.La respuesta de las empresas a las necesidades de su entorno exige utilizar los recursos adecuados de la forma más eficiente posible.
Para maximizar el valor que la empresa traslada a sus clientes e incrementar su competitividad en el mercado, los responsables de la empresa deben alinear en una misma dirección la estrategia de su negocio con las soluciones tecnológicas más convenientes. Solo de ese modo, la empresa evolucionará adecuadamente. En caso contrario, se producirá una involución que, antes o después, tendrá consecuencias letales para la organización.
En conclusión, ante el cambio de los mercados, si no se evoluciona, se involuciona.
Comienza tu transformación digital integral